A finales del año 2020, se fraguó un gran hito dentro de la arquitectura hotelera. El AC Hotel New York NoMad de Marriott se convirtió en el hotel modular más alto del mundo, con sus 26 pisos y 168 habitaciones y un coste aproximado de unos 65 millones de dólares.
Este complejo se ha construido a base de unidades de habitaciones de hotel perfectamente prefabricadas, que llegan totalmente montadas a la obra antes de ser levantadas y colocadas con una grúa.
Cada módulo de acero contiene una habitación equipada de arriba abajo (pintada, decorada y equipada) con camas, ropa de cama, tarima e incluso artículos de baño.
El tejado del hotel y el bar instalados en su azotea también están diseñados con una construcción modular, mientras que las zonas comunes (como el restaurante o el lobby), sí se han construido con métodos tradicionales.
Unos módulos que viajan desde Polonia
La magnitud real de este megaproyecto se refleja viendo todos los agentes que participaron en él. Las 168 habitaciones se ensamblaron en una fábrica de Polonia. Desde ahí, cruzaban el Atlántico y llegaban en camión por la noche hasta el corazón de Nueva York.
Para conseguir este nuevo concepto de arquitectura, Marriott se asoció con la firma Danny Forster & Architecture. Juntos idearon este concepto innovador que emplea la eficiencia de la construcción modular, pero sin sacrificar la estética que se espera de un hotel moderno y dinámico. “Queríamos demostrar que la construcción modular puede crear una torre icónica y elegante. Y además hacerlo a gran velocidad, a un ritmo de piso completo por día”, explica a Forbes Danny Forster, arquitecto del proyecto.
“Nuestro objetivo fue dar un giro a la industria”, afirma a Bloomberg Eric Jacobs, director de desarrollo de Marriott en América del Norte. “El precio y el tiempo de la construcción es algo que importa mucho a propietarios y constructores”, añade y asegura que cuanto más rápido se levante un edificio así, “mejor para todos”.
Un nuevo modelo constructivo
En definitiva, este hotel ha dado el pistoletazo de salida a una nueva forma de construir hoteles de forma rápida y económica. El método ahorra mucho tiempo, pues mientras los constructores trabajan en el edificio y en las zonas comunes, las habitaciones se están construyendo en una fábrica a miles de kilómetros de distancia.
Eso sí, también hay algún impedimento. El primero, y el más importante, es que no es fácil conseguir la inversión, pues, aunque el hotel es más barato que uno construido por el método tradicional, se necesita mucho dinero de golpe (65 millones de dólares en el caso de este AC). Por otro lado, pese a que muchos fabricantes ya se dedican a producir habitaciones prefabricadas, pocas compañías pueden servir con garantías tales cantidades de módulos en tiempo récord.