Desde hace ya unos años, el uso de cerámica como alternativa a los metales a la hora de fabricar disipadores de calor se ha convertido en algo habitual. Los disipadores se utilizan para evacuar calor en diferentes elementos eléctricos y electrónicos, y así mejorar su rendimiento y evitar su colapso por exceso de temperatura. Las bombillas LED son el ejemplo más claro de este éxito, donde la cerámica ha desplazado casi por completo el uso de metales.
La cerámica presenta claras ventajas. Por un lado, y ante la escasez e incremento exponencial del precio de determinados metales utilizados como disipadores (cobre), la cerámica se presenta como una clara alternativa mucho más económica. Pero, como puede verse en el video, también presenta mejoras en el rendimiento frente a los metales que la hacen merecedora de este uso.
Pero no solo ocurre con las bombillas. Cada día más, su uso se está extendiendo a diferentes productos electrónicos, donde es necesario el procesamiento de datos a gran velocidad, generando un elevado caudal de calor que requiere ser evacuado a gran velocidad para el correcto funcionamiento.