Vamos de sobresalto en sobresalto
De un tiempo esta parte estamos sometidos a una escalada de incrementos de costes que parece que no tiene fin.
Hace tiempo que venimos llamando la atención sobre la necesidad de establecer un “mix” energético equilibrado y ágil que corrija los efectos de unos precios de la energía con tarifas de gas y electricidad disparados; de la necesidad de una revisión de la fórmula de fijación de precios y un ajuste de los elementos que componen el recibo de la luz. Ya desde entonces advertimos de las consecuencias de una implantación del Fondo Nacional de Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE), de la repercusión que supone un aumento desproporcionado de los costes de emisiones de CO2 o unos incrementos salariales muy alejados de la previsión que en el pasado mes de enero prefijaban nuestros costes. A continuación, a este encarecimiento se han ido sumando elementos importantes como los fletes y tarifas de transporte, palets, envases y embalajes, acompañado de un efecto dominó en nuestras materias primas que, además de sus componentes básicos, también nos afectaban de manera clara y directa en cuanto a las repercusiones indirectas de estos aumentos de precios de energía.
Todo ello nos lleva a replantearnos todas nuestras estrategias, estructuras de precios y condiciones, pero sin la seguridad de que estas subidas hayan tocado techo.
Por una parte, están lo que nos exigen nuestros costes y, por otra, lo que nos aceptan nuestros mercados. Debo recordar que en el plano exterior tenemos competidores que no siempre soportan los mismos problemas o, por lo menos, en la misma medida e intensidad. Tan perjudicial es no llegar como pasarse.
Por otro lado, hasta el segundo semestre del 2022 no se prevé una normalización de todos estos costes, una normalización que falta por saber si consistirá en una relajación hasta los precios actuales o bien una consolidación sobre los que estamos llegando.
Cerramos un convenio laboral a corto plazo, cuya renegociación tendremos que abordar próximamente con una elevada inflación que tendrá previsiblemente una importante repercusión sobre sus resultados.
En otro nivel de cosas, hay pendiente una posible revisión de la reforma laboral, el crecimiento de tasas medioambientales, fiscales, impositivas, un incremento de la burocracia que nos hace menos ágiles…
Estamos acostumbrados a movernos en escenarios cambiantes, pero quizá en esta ocasión contemplamos demasiados elementos que ni podemos controlar ni dependen de nosotros.
Y todas estas circunstancias todavía nos dificultan aún más el poder establecer las premisas necesarias que nos lleven a confeccionar nuestros presupuestos para el próximo ejercicio.
Necesitamos una seguridad y una estabilidad que hoy nos cuesta vislumbrar.
Carlos Cabrera Ahis
Administrador de Ceracasa