Contexto
La historia reciente de nuestro país revela que el crecimiento económico ha estado ligado, de forma indisoluble, al desarrollo del sector inmobiliario. En definitiva, épocas de frenesí inmobiliario que, en el caso de la última burbuja, ha ido acompañada de un exceso sin precedentes en lo relativo a la consideración del suelo y otros recursos naturales como bienes inagotables y sometidos, sin ningún tipo de restricción, a las exigencias del mercado. Todo ello acompañado de un incremento en la precariedad laboral (y la segmentación social derivada) y del endeudamiento, para alimentar un tsunami urbanístico con un impacto devastador sobre el medio ambiente (Górgolas, 2017).
De esta forma, la sucesión de las denominadas burbujas inmobiliarias ha ido desfigurando el espacio urbano, transformándolo en un oasis de ladrillo y hormigón, en el que tanto la fauna como la flora han pasado a ser elementos meramente decorativos, carentes de funcionalidad, con la consiguiente pérdida de los beneficios que estos conllevan para los ciudadanos. Además, de acuerdo con los datos que aporta Naciones Unidas, las ciudades ocupan únicamente el 3% de la tierra, pero representan entre el 60% y el 80% del consumo de energía y el 75% de las emisiones de carbono. Unas cifras que resultan alarmantes y que, a su vez, definen un contexto de emergencia en el que surgen planteamientos como la necesidad de recuperar esa naturaleza perdida en las ciudades, con el fin de hacerlas más sostenibles. A este respecto, resulta imperativo poner en marcha soluciones basadas en una visión regenerativa de creación de naturaleza, favoreciendo la biodiversidad y adoptando los ecosistemas naturales como la tecnología más eficaz para luchar contra el cambio climático, tal y como señala el Green Building Council en su Informe País 2022.
Concepto de NbS y su relación con los ODS
En este particular contexto surgen las soluciones basadas en la naturaleza (NbS por sus siglas en inglés) como aquellas acciones o enfoques para proteger, gestionar de forma sostenible y restaurar los recursos naturales para, de esta forma, hacer frente a los distintos retos de nuestra sociedad de forma efectiva y adaptativa, beneficiando a las personas y a la naturaleza simultáneamente. Entre estos retos encontramos el cambio climático, los desastres naturales, la seguridad alimentaria e hídrica, la pérdida de biodiversidad o la salud humana, como piezas fundamentales para un desarrollo económico sostenible (IUCN, 2016).
Con esto, la idea que subyace es que la naturaleza resulta esencial para una buena calidad de vida, y que un uso eficaz y respetuoso de los ecosistemas naturales es fundamental para hacer frente a los grandes retos antes mencionados. De esta manera, una gestión sostenible del capital natural resultará clave para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS). Así, los ODS y las NbS guardan una estrecha relación, ya que mientras que los primeros constituyen la hoja de ruta a seguir, las segundas representan una herramienta de ejecución.
Taxonomía
En la actualidad no existe un estándar único para la clasificación de las NbS y los criterios más habituales utilizados para organizar todo el ecosistema de las NbS van desde su ámbito de intervención, las amenazas climáticas a las que contribuyen o incluso su aportación a la sostenibilidad (ambiental, económica y social) del entorno en el que se implementan. Si atendemos a su escala de la intervención, según la guía elaborada por la Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco, las NbS se pueden agrupar en seis grandes bloques:
- Intervenciones a escala edificio. Compuestas por aquellas soluciones presentes en cubiertas, fachadas y otros espacios exteriores comunitarios de los edificios, tanto de uso público como privados. Forman parte de este bloque soluciones como azoteas naturales, fachadas verdes o la naturalización de espacios de uso comunitarios.
Imagen 1: Ejemplos de NbS a escala edificio. De izq. a dcha: cubierta verde, huertos en altura y azotea fresca. Fuente: Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco
- Intervenciones a escala ciudad. Recogen aquellas actuaciones realizadas en el entorno urbano (calles, paseos, plazas o jardines urbanos). Ejemplos de este tipo de intervenciones serían los pavimentos permeables, los huertos, bosques urbanos y renaturalización de solares.
Imagen 2: Ejemplos de NbS a escala ciudad. De izq. a dcha: mobiliario urbano verde, pavimentos permeables, huertos y parques urbanos. Fuente: Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco
- Intervenciones en masas de agua y sistemas de drenaje. Acciones relacionadas con la renaturalización o recuperación de cauces de ríos o estanques, así como con la incorporación de sistemas urbanos de drenaje sostenible (SUDS).
- Intervenciones en infraestructuras lineales de transporte. Tienen cabida en este bloque acciones que van desde la intervención en viales de tráfico blando/peatonal hasta las actuaciones en infraestructuras de alta capacidad, como carreteras.
Imagen 3: Ejemplos de NbS en infraestructuras. De izq. a dcha: naturalización de lineales de tráfico blando y de alta capacidad. Fuente: Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco
- Intervenciones en espacios naturales y gestión del suelo rural. Relacionadas con soluciones llevadas a cabo en entornos naturales fuera de las ciudades (humedales, parques periurbanos, espacios naturales protegidos) y otros espacios verdes más vinculados al entorno rural.
- Intervenciones en zonas litorales o costa. Compuestas por acciones de restauración y/o regeneración de espacios litorales como dunas, marismas o humedales costeros.
Papel de la cerámica
Dentro de este amplio abanico de posibilidades que ofrecen las NbS, los materiales cerámicos presentan aplicaciones en algunas de las intervenciones descritas en el apartado anterior. Es el caso de los pavimentos permeables, un tipo de NbS que encontramos dentro de las intervenciones tanto a escala ciudad como infraestructura, así como el caso de las cubiertas frías, dentro de las intervenciones a escala edificio. En ambos casos los materiales cerámicos, dadas sus óptimas características para su uso en espacios exteriores, representa una opción muy interesante.
En el primer caso, los sistemas de pavimento permeable están considerados como una herramienta eficaz para la gestión de las escorrentías urbanas en origen, permitiendo la percolación del agua de lluvia a su través, al mismo tiempo que ofrecen el soporte apropiado para la circulación peatonal y de vehículos. En la capa superficial pueden emplearse pavimentos permeables de césped reforzado, pavimentos porosos o pavimentos impermeables con junta permeable, formados por adoquines y/o bloques (García-Haba et al., 2022).
Entre los productos comerciales presentes en el mercado, encontramos ejemplos de pavimentos cerámicos porosos y adoquines cerámicos con junta permeable. Dentro de esta última tipología, destacamos dos ejemplos de pavimentos permeables desarrollados por el ITC-AICE en el marco de diferentes proyectos de investigación. El primero de ellos es el módulo cerámico permeable LIFECERSUDS, desarrollado en el marco del proyecto europeo LIFE15 CCA/ES/000091, y, en segundo lugar, el módulo cerámico permeable DRAINKER, en desarrollo actualmente gracias al apoyo de la Agencia Valenciana de Innovación (INNVA1/2022/12).
Imagen 4: Ejemplos de pavimentos permeables cerámico a través de las juntas: módulo LIFECERSUDS y prototipos en desarrollo en el marco del proyecto DRAINKER.
Otra de las aplicaciones en las que el material cerámico puede tener cabida dentro del ecosistema de las NbS es en las denominadas azoteas frescas, también conocidas como cubiertas frías. Se trata de soluciones que evitan absorber energía y que a su vez emiten rápidamente la energía acumulada, realizadas con materiales con alto albedo (porcentaje de radiación reflejada por el material) y alta emisividad (proporción de radiación térmica emitida a una temperatura determinada), que pueden permanecer entre 28 y 33ºC más frías que las cubiertas tradicionales (IVE, 2018). En este caso, pavimentos cerámicos para el recubrimiento de cubierta planas, con tonos claros o incluso recubiertas con esmaltes reflectantes, que instalados mediante sistemas aplacados o sobreelevados (con la incorporación de una cámara de aire ventilada debajo del pavimento cerámico), pueden formar parte de este tipo de intervenciones contribuyendo a amortiguar el efecto isla de calor en las ciudades. En esta línea, desde el ITC-AICE se está trabajando en el análisis del comportamiento energético de estas soluciones en el marco del proyecto ROOFTILES II (IMDEEA/2022/7).
Imagen 5: Ejemplos de cubiertas frías: Monitorización de sistemas cerámicos en el proyecto ROOFTILES II
A modo de conclusión
De todo lo anterior se desprende que aliarnos con la naturaleza representa una de las herramientas más eficaces para luchar contra el cambio climático. Los beneficios y las oportunidades que se pueden conseguir utilizando soluciones basadas en la naturaleza (NbS), para abordar los retos globales y sociales, nunca han sido tan importantes o urgentes como lo son ahora. Así, los ecosistemas representan la tecnología más eficaz que existe para ello, probada durante millones de años y, además, con un coste mucho más reducido que la tecnología humana. Por todo ello, si queremos adaptarnos adecuadamente a este momento histórico de cambios ambientales, debemos acercar más que nunca la naturaleza a nuestras ciudades.
Laura Vilalta Ibáñez,
Unidad de Arquitectura del ITC-AICE
Unidad de Inteligencia Competitiva del ITC-AICE
Unidad de Arquitectura del ITC-AICE